Aurora Venturini nació en la ciudad de La Plata en 1922 y murió en el año 2015. Sabemos que la autora se hizo popularmente conocida a los 85 años, cuando ganó el premio Nueva Novela de Página 12 con su obra Las Primas. Sin bien ya había publicado libros de poemas, de cuentos y novelas, el reconocimiento llegó recién ocho años antes de su muerte, a los 93.
Aurora Venturini, de Inés Busquets, parte de la complejidad de profundizar en la vida de la autora. Por un lado, gustaba de forjar su identidad en las entrevistas que comenzó a dar luego de recibir un reconocimiento público. Por el otro, ficcionalizó su propia vida en sus relatos. “Quien quiera saber de mi vida –dijo– que lea mi obra”.
La biografía es un recorrido que intenta reconstruir la vida de la fascinante poeta, novelista, traductora, ensayista, psicóloga y docente. Busquets camina las calles de la ciudad de La Plata buscándola en las esquinas, veredas, bibliotecas, en el bosque. Recuerda haber conocido personalmente a Venturini y que la presentaron como “la esposa de Fermín Chávez”, un historiador peronista. Como dijimos, el reconocimiento sería muy posterior. Busquets recuerda la conocida anécdota que involucra a la escritora y editora Liliana Viola; fue ésta, miembro del jurado, quien llamó por teléfono a Venturini para avisarle que había quedado entre los finalistas del concurso. En la ceremonia de premiación Venturini exclamó: “al fin un jurado honesto”.
El reconocimiento fue de suma importancia para Venturini, que nombró a Viola, la mensajera de la alegría que desde hacía tanto tiempo esperaba, albacea de su obra. Viola ha dicho que haber sido descubierta a los 85 años dejó atrapada a la autora en la categoría de fenómeno. El interés de los periodistas radicaba en su condición de anciana. Y la novela fue elogiada por los lectores y la crítica. En 2009 la publicación española recibió el premio Otras Voces, Otros Ámbitos y fue traducida a más de quince lenguas.
La biografía comienza con la historia del Risorgimiento italiano en 1861. Los antepasados inmigrantes de Venturini llegaron de Sicilia a argentina. El estudio de la cultura, las costumbres y las vidas de sus ancestros fue eje al momento de escribir. Venturini construyó una identidad a partir de sus rasgos sicilianos. Dijo que su familia “huye de Garibaldi, del pueblo. Eran conservadores, yo todo lo contrario”. Después de este primer momento, la biografía da un salto al año 1921 en la ciudad de La Plata, capital de inmigrantes italianos y lugar que será escenario de todas las obras de la autora. Busquets separa la vida de Aurora Venturini en dos periodos: poesía y prosa. Comenzó su carrera como poeta y en 1948 Borges premió su libro de poemas El solitario. Vivía sola desde los diecinueve años. Estudiaba y trabajaba como maestra normal. Tuvo como amante a un hombre mucho mayor que ella, casado. Fue su único verdadero amor y fue un escándalo platense, ciudad todavía chica.
Los capítulos de la biografía van siguiendo la obra y la vida de la autora: católica y peronista. Trabajó para Eva Perón y con el golpe del 55 se exilió en París. Ahí estudió psicología, fue traductora, frecuentó personalidades como Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre y compartió departamento con la escritora Viollet Leduc. Comenzó su etapa de prosista al regresar de Europa. Tuvo dos matrimonios desafortunados, fue profesora de filosofía en una escuela normal y asesora en el Instituto de Psicología y Reeducación del Menor. A la hora de publicar, ella misma pagaba sus publicaciones.
La biografía de Busquets transpira su fascinación por la obra y por la personalidad de la autora; encuentra, eso sí, una limitación al momento de aspirar a una precisión en lo que respecta a su vida pero allí se halla lo más bello del libro. La complejidad surge de que las entrevistas a Venturini corresponden, fundamentalmente, a los últimos años de vida; se le pide, así, auxilio a la memoria. Además, Venturini enfocó su obra en “escribirse a sí misma” y construía sus personajes tomándolos prestados de su propia experiencia. Vivió la época surrealista, por lo que escribirse a sí misma supone una articulación, además, con el inconsciente. En sus personajes “prevalece lo monstruoso, lo errático, lo imprevisto, lo desopilante, lo deforme, la excrecencia, lo torpe. Algo así como una caricatura, una exageración remanida de sucesos extraños y relirantes”.
El libro termina metaficcionalmente: “estoy en la etapa final del texto”, y reflexiona sobre el momento de corregir, que se siente como uno de despedida. En tiempos en que las vidas humanas se comparten públicamente minuto a minuto y ninguna se parece a la realidad, la de Aurora Venturini, aun versionada por sí misma, suena atractiva hasta en sus contradicciones.
28 de junio, 2023