Hermosa, inteligente, apasionada, Felisa Morel colmaba el vacío de la vida diaria con dos actividades, correr y tener sexo, dos modos de satisfacerse que no lograban ocultar una contracara oscura: la anorexia. La noche del 19 de agosto del año 2000, Felisa aparece muerta en su casa del country Los Caimanes, en el norte del Gran Buenos Aires. Estaba casada con el hijo del presidente del country, quien trató, por todos los medios, de desestimar los pormenores de esa muerte.
Clara de Marchi -su amiga incondicional- sospecha de la celeridad con la que el médico firmó el deceso e inicia una investigación propia. Ella y Felisa desconfiaban de las buenas costumbres y los buenos modales de sus vecinos, para los que solo contaban las apariencias, ya que, como los caimanes, no pocas veces fingían llorar al tiempo que devoraban a sus presas.
Esta novela no solo es una historia policial, la de un crimen inexplicable, sino, también, la fotografía de una clase social argentina dominada por la hipocresía, la competencia, los intereses personales y la puja por el poder.
Los Caimanes fue finalista del BAN! Buenos Aires Negra 2014 y en Córdoba Mata 2016.